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DEPRESIÓN

¿ Qué es la depresión? La depresión es un trastorno del estado de ánimo que implica un sentimiento profundo de tristeza y una pérdida de interés en casi todas o todas las áreas de la vida. Por ello, se debe separar de las emociones del estado de ánimo que todos podemos experimentar en algún momento de nuestra vida o en situaciones concretas. La depresión es el trastorno psicológico más diagnosticado en el mundo, incluso por encima de la ansiedad. Además, no se trata de un problema que esté ligado a la condición socioeconómica o a la edad, ya que afecta a todas las personas de diferentes culturas, edad, condición o país.




La depresión es un trastorno que afecta a la mayoría de las áreas principales de la persona (social, personal, familiares o laborales). Es algo más que sentirse triste y no es algo tan entendible por los demás como otros trastornos. Para los ojos de los demás, la depresión suele estigmatizarse, pudiendo describir a una persona triste y sin ganas de hacer nada, incluso a veces se les confunde con vagos o perezosos y a menudo se les tacha de personas nada ambiciosas o muy conformistas. En cambio, si nos adentramos en las profundidades de este trastorno mental, podemos observar que supone un conjunto de síntomas que atienden no sólo a la esfera emocional y comportamental sino también a la cognitiva (mental), a la fisiológica y a toda la conducta de la persona en general. Por lo tanto, incluye otras manifestaciones y fenómenos que van más allá de sentirnos tristes o cansados. Se caracteriza por sentimientos de desinterés, apatía, desgana, cansancio, tristeza, culpa y pensamientos negativos acerca de sí mismo, el mundo y el futuro.





Es muy importante poder conocer los síntomas más habituales, aunque no están presentes en todas las personas a la misma vez ni en todos los casos están siempre los mismos, para poder actuar lo antes posible y aplicar un tratamiento efectivo. La ayuda psicológica es el primer tratamiento para la depresión y la combinación del tratamiento psicológico con el médico o psiquiátrico es preferible en depresiones severas. La depresión actualmente afecta a más de 280 millones de personas en el mundo, según la OMS. En España, se estima que cerca de 4 millones de personas sufren depresión, estando la mitad de ellas sin diagnosticar y sin la posibilidad de acceder a un tratamiento.


Para diagnosticarla se requiere una duración, frecuencia e intensidad mínima para poder considerarlo como trastorno o episodio depresivo y, además, es importante realizar un análisis funcional de la conducta de la persona, para entender bien el context y la historia de aprendizaje del afectado o afectada y la naturaleza de la función y significado de la depresión en la vida de esa persona..


Las principales áreas afectadas son:


A. Área Pensamiento/Cognición

• Patrón frecuente de pensamientos negativos sobre uno mismo, sobre los demás y el mundo y sobre el futuro (tríada cognitiva negativa). En términos generales el pensamiento es pesimista, centrado en el pasado (se producen lamentos, nostalgia y sensación de estar anclado en lo que se perdió o ya no es igual) y/o futuro (se percibe negro, sin esperanza, imposibilidad de ver algo bueno en él), y rígido, sin considerar otras alternativas o perspectivas de vida y futuro.

• Ideas sobre uno mismo de que no se es valioso y con un autoconcepto negativo

• Problemas de concentración y atención. Normalmente acompañado de problemas de memoria, que en personas mayores puede confundirse con demencias u olvidos propios de la edad.

• Dificultades para tomar decisiones

• Pensamientos relacionados con la muerte, ya sea de manera pasiva o de manera activa, con ideas suicidas e incluso un plan específico.

• En los casos más graves, pueden desarrollarse síntomas psicóticos en forma de delirios sobre la propia culpa de algo o la ruina sentida por la vida llevada, incluso por cosas que no han pasado o no son responsabilidad directa de la persona afectada.


B. Área Emocional/Corporal

• La emoción más frecuente y habitual es la tristeza. Aunque es un síntoma muy importante, no es imprescindible, ya que en ocasiones puede estar “ocultada” bajo una sensación de vacío.

• Desesperanza. Muy característica y relacionada con esa tríada cognitiva negativa.

• Pueden aparecer sensaciones de ansiedad, irritabilidad, culpa o rabia.

• Baja autoestima acompañada de sentimientos de inutilidad

• Anhedonia o incapacidad para disfrutar y sentir placer por las actividades y situaciones que antes si se disfrutaban o se reconocían como algo placentero.

• Se suele experimentar una escasa energía, fatiga o cansancio extremo y están muy relacionadas con la actitud de apatía y desgana habitual.

• La alimentación y la sexualidad también se ven afectadas. En relación con la primera, se suele disminuir el hambree y haber pérdida de peso, aunque en algunos casos puede ser justamente lo contrario, aumento de peso y de hambre. Con respecto a la sexualidad, el deseo sexual se reduce bastante.

• El sueño también se ve afectado, siendo frecuente el insomnio, aunque también en otros casos es lo contrario y lo que se aprecia es un exceso de sueño.

• Sensaciones somáticas de malestar, incluso dolor (a menudo difuso, pero presentándose sobre todo como dolor de cabeza o de estómago).


C. Comportamiento

• Reducción de la actividad diaria que solía realizar y en algunos casos más graves, permanencia en cama todo el tiempo sin querer levantarse.

• La dinámica depresiva puede interferir en una correcta higiene personal.

• A menudo se reduce el contacto con otras personas del entorno, produciendo un aislamiento social que empeora la sensación de vacío y desesperanza.

• En algunos casos, no muy frecuentes, puede haber frecuentes conductas de lloro.

• Enlentecimiento motor, apreciándose a la persona con movimientos más lentos con respecto a lo habitual, a pesar de que en algunos casos la ansiedad asociada puede provocar agitación.




Algunos comportamientos, pensamientos y sentimientos pueden considerarse normales dentro de un contexto negativo en el que se haya perdido a alguien importante, se esté atravesando una ruptura, que te hayan echado del trabajo...etc y por eso, es importante para entender cuándo empieza a suponer un problema, observar cuánto se extiende en el tiempo y cuántas áreas funcionales están afectadas en la vida de la persona. Cuando las consecuencias son tan limitantes que hay cambios en prácticamente todas las áreas vitales (relaciones de familia, amigos, actividades diarias, trabajo, educación…) se hace imprescindible y necesario acudir a un profesional de la salud mental para aplicar un tratamiento psicológico y, en los casos moderados y severos, acompañarlo con tratamiento farmacológico.



Amanda Ibáñez

Psicóloga Integradora especialista en terapia de aceptación y compromiso

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